Michael Reimold
Buceo - Apneista - Marinero
Hola soy miguel! Crecí en Venezuela a principios de los 70 y 80 y aquí todos me llaman Miguel. Vivo en Mallorca desde 2002 y nunca en mi vida había permanecido tanto tiempo en un lugar.
Esta isla parece tener algo especial…
He viajado mucho en mi vida y, como amante de las actividades al aire libre, sólo se me ocurre una comparación con Mallorca: “¡El Hawái del Mediterráneo!” La naturaleza ofrece tanto aquí que puedes hacer casi cualquier cosa.
Gracias a circunstancias afortunadas pude pasar gran parte de mi infancia y juventud en la selva, en el Caribe o en las costas y montañas de Sudamérica. Después de tener un encuentro pacífico con una orca hembra con un bebé en mar abierto cuando era niño, nunca me abandonó. El agua siempre ha sido mi elemento, pero a partir de ese momento ya no hubo forma de detenerla.
Disfruto estar en la montaña y disfrutar de todas sus facetas de la naturaleza, pero siempre me atrae el agua. De niño coleccionaba conchas, corales e insectos. Me encontré con todos los cocodrilos y sostuve todas las serpientes que pude agarrar. No sabía nada mejor en ese momento.
El mundo está tan lleno de una serie de cosas, Estoy seguro de que todos deberíamos ser tan felices como reyes.
¡No toques, no te burles, no tomes!
Durante las últimas cinco décadas, desafortunadamente descubrí que muchos de los lugares que amaba ya no existen. De repente, arrecifes de coral enteros yacían como montones de fragmentos en el fondo del mar y selvas animadas y ricas en especies se habían convertido en desiertos. A quien no haya experimentado este declive le resultará difícil comprender la tragedia. Para todos, lo que ven siempre existe.
He decidido utilizar mi trabajo para concienciar a las personas sobre estos cambios y animarlas a asumir la responsabilidad de todos nuestros espacios vitales. En mi opinión, la mejor manera de hacerlo es dando el ejemplo. Si todos aprendemos a descubrir las pequeñas y grandes maravillas de este mundo y conectarnos con ellas, nos volvemos uno con ellas y ¿a quién le gusta hacerse daño?
Si pudiera elegir el momento de mi renacimiento, no sería en un pasado romántico, ni en un futuro aventurero e incierto, sino ¡ahora mismo! Necesitamos urgentemente cambiar nuestro comportamiento hoy, no mañana.
Las cosas parecen sombrías, pero no desesperadas. La esperanza surge del miedo. El miedo a que nada se pueda salvar. El cambio no se puede detener, la vida es movimiento, pero los cambios pueden y deben ser positivos para nuestra existencia continua.
Creo que todavía podemos cambiar el rumbo.